Como medida de precaución, es muy interesante ponerse unas gafas de trabajo que protejan los ojos mientras colocamos un spit. Sobre todo al principio (cuando saltan afiladas y diminutas lascas de piedra) y al final (cuando soplamos para desalojar de polvo el agujero).
Unas gafas cuestan dos euros, pero tus ojos no tienen precio.
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